TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN

La frustración es la emoción que sentimos cuando no alcanzamos nuestros deseos o metas.

Esta emoción causa enfado o tristeza, y puede generar que evitemos afrontar nuestros problemas, o una mala resolución de los mismos. Es causa de que nos desmotivemos y abandonemos nuestras metas y proyectos. Por lo tanto, una baja tolerancia a la frustración puede provocar; baja autoestima, problemas de conducta ó depresión.

¿Por qué baja autoestima?. Si no tolero la frustración, voy a evitar sentirla y por lo tanto evitar los problemas. Si no afrontamos los problemas, la creencia que vamos a generar sobre nosotros mismos es de incapacidad para resolver los conflictos de la vida.

¿Por qué problemas de conducta?. Como se ha comentado anteriormente la frustración provoca enfado, si se trata de una persona que además es impulsiva puede que tenga dificultades para controlar el malestar que ésta le genera, con sus consecuentes conductas. Todo ello dificultará una resolución de conflictos adecuada y problemas en las relaciones personales.

¿Por qué depresión?. La baja tolerancia a la frustración, también provoca tristeza. Al sentirme incapaz de afrontar situaciones de la vida cotidiana.

Por lo tanto, la Baja Tolerancia a la frustración es causa de muchos de nuestros malestares, tanto en niños como adultos, y por ello la importancia de conocerlo y prevenirlo.

La frustración es parte de la vida, no podemos evitarla, pero si aprender a tolerarla y manejarla.

Cuando a un niño se le pone un límite o una norma, lo ve como algo negativo e injusto, y eso le provoca enfado y frustración al no conseguir lo que él quiere en ese momento. Pero es necesario que los padres no le den siempre lo que pide, o no con la inmediatez que él desea, porque de ser así no aprenderán a posponer la gratificación y a tolerar el malestar que esto les genera.

Para trabajar la Tolerancia a la Frustración con niños:
– Como se ha señalado anteriormente, poner límites y decir «no», cuando sea necesario. Demorar la gratificación de sus demandas.
– No trasmitir a los hijos/as que los errores o equivocaciones son algo horroroso.
– Cuando los niños se enfaden, no tratar de resolver su malestar de inmediato. Esperar a que disminuya el malestar para hablar con ellos y buscar posibles soluciones.
– El modelado es fundamental, si nosotros no mostramos calma ante la frustración ellos aprenderán a responder de la misma manera.
– Enseñarles a pedir ayuda cuando sea necesario. No dar las soluciones a los conflictos, sino guiarles en como buscar diferentes alternativas y que escojan la que consideren mejor.
– Reforzarles y elogiarles cuando consiguen resolver un conflicto, sin abandonar, tolerando la frustración.

Para trabajar la Tolerancia a la Frustración en adultos:
– Tolerar y normalizar el malestar, las emociones negativas y desagradables. Estas emociones, aunque no sean agradables forman parte de la vida, y son reacciones naturales a acontecimientos negativos que nos ocurren. Luchar contra ello genera un gran malestar, y además nunca conseguiremos eliminarlas.
– Identificar ideas y creencias que pueden provocar baja tolerancia a la frustración y buscar el pensamiento alternativo. Por ejemplo; «esto es horroroso», «jamás podré con ello», «es demasiado difícil», etc. Estos pensamientos solo aumentarán el malestar.
– Centrarse en la solución del problema, no en la causa. Si la solución es muy a largo plazo, dividir los pasos en metas a corto plazo.
– No buscar soluciones inmediatas.

No pasa nada porque nos sintamos mal durante un tiempo, si conseguimos tolerarlo puede que consigamos una buena recompensa a largo plazo.

Almudena Fuentevilla Edesa. Psicóloga.
©Hadi Psicología y Psicoterapia

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