IMPORTANCIA DE LA ATENCIÓN EN EL ÁMBITO ACADÉMICO: ESTRATEGIAS PARA REFORZARLA

Son las seis de la tarde y Fernando, un niño de 12 años, se encuentra en la cocina de su casa haciendo los deberes. No es que tenga muchos, la verdad: un par de ejercicios de matemáticas y estudiar un pequeño texto sobre “La nutrición de las plantas”. Comenzó hace algo más de una hora, y le parece que le queda una eternidad para terminar, ya que no logra aprender el dichoso apartado de cono.

Su madre se pregunta por qué Fernando no aprovecha el tiempo. ¡Todos los días igual! Al final, acaba sentándose con él para ayudarle a estudiar. Considera que, sin su ayuda, “se despista mucho”.

Este caso puede resultarnos familiar, ya que muchos estudiantes afirman que les resulta complicado mantener la atención en la tarea. Esto puede deberse a diferentes factores.

La atención es el proceso por el cual podemos centrarnos, mediante la utilización de los sentidos, en un objeto o estímulo determinado. Como cabe imaginar, esta capacidad es muy importante en todos los ámbitos de nuestra vida, ya que influye desde en cómo resolvemos una tarea, hasta en nuestra manera de relacionarnos con los demás.

Pero, en casa, a la hora de estudiar o hacer los deberes ¿cómo podemos entrenar y reforzar la atención?

En primer lugar, controlando los factores externos que pueden influir en el proceso atencional: es aconsejable estudiar siempre en el mismo lugar, disponiendo de iluminación y temperatura adecuadas. Que sea una zona ventilada, ordenada, silenciosa y con los mínimos elementos distractores (televisión, música, ordenador, móvil, mascotas u otros). Lo ideal sería poder contar con una zona reservada para el trabajo y estudio, aunque esto no siempre es posible.

Facilita la labor el establecimiento de un horario de estudio semanal, fijando el tiempo de estudio, a ser posible, a las mismas horas del día; esto favorecerá la consolidación de un hábito de trabajo. También es conveniente combinar actividades y su nivel de dificultad (ejercicios muy sencillos o muy difíciles promueven las distracciones).

En cuanto a los factores internos (de cada persona), que influyen en la atención, cabe señalar que ésta puede entrenarse a través de múltiples actividades, que no tienen por qué resultar desagradables: pasatiempos (sopas de letras, encontrar las diferencias), juegos (dominó, puzles), actividades tales como mirar una fotografía y después describirla…

Volviendo al caso de Fernando, sus padres decidieron ayudarle adaptando su habitación para que pudiera estudiar allí y acordando un horario de estudio equilibrado (teniendo en cuenta actividades extraescolares, edad, curso y características individuales del niño).

A su vez, Fernando entrenó el mantenimiento de la atención a través de diversas actividades y juegos, mejorando de este modo su rendimiento académico.

Como hemos visto, la atención es una capacidad que puede mejorarse, y para ello tenemos que intervenir tanto sobre factores internos como externos. Debido a su influencia en el aprendizaje y en la vida cotidiana de las personas, padres y profesionales del ámbito educativo tenemos que buscar las estrategias adecuadas para reforzarla.

Cecilia Collantes Pérez

Psicopedagoga

©Hadi Psicología y Psicoterapia

@hadipsicologia

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