Cómo identificar pensamientos disfuncionales

Resumen de nuestra participación en SER TORRELAVEGA el día 3 de octubre de 2013

En nuestro día a día en consulta nos encontramos con muchas dificultades de tipo emocional, que son causa y consecuencia de diferentes problemas muy presentes en nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, de la “indecisión” o “posponer una decisión”, como comentó mi compañera la semana pasada.

Cuando tenemos una época en la que hay muchas cosas que nos rondan la cabeza, uno de los primeros trabajos que se deben realizar, es identificar el pensamiento que esta mediando entre la situación y la emoción.

A todos, en alguna ocasión, nos ha pasado que “estamos mal”, ó estamos más irritables, “llorosos”, “saturados”, con la sensación de “uff, ya no puedo más”, y tampoco sabemos identificar muy bien por qué, ó decimos es “por todo en general”. Cuando nos preguntan “¿qué te pasa?”, no sabemos muy bien que responder, y por lo tanto tampoco sabemos qué hacer para encontrarnos mejor.

Podemos responder “es por todo en general”. Pero hay un problema con esta respuesta, porque solucionar “todo”, es muy difícil. Sólo se puede solucionar problemas concretos, para ello hay que identificar y describir de forma concreta que es lo que puede estar provocando el malestar, y de esa manera encontrar una solución.

Para ello se puede elaborar un registro sencillo (sencillo de entender, pero en muchas ocasiones identificar el pensamiento concreto nos resulta complicado) en el que apuntemos la situación – el pensamiento negativo – la emoción que siento al pensar esto – y que hago yo después. Es decir SITUACIÓN – PENSAMIENTO – EMOCIÓN – CONDUCTA, y con la información que se recoja en este registro se puede comenzar a trabajar. Por ejemplo;
Situación: estoy sola en casa.
Pensamiento: esto no va acabar nunca, es interminable, nunca voy a poder solucionarlo.
Emoción: tristeza/ ansiedad
Conducta: me quedo en casa.

Es cierto, que una situación aislada no es suficiente,  lo que suele ocurrir es que cuando estamos mal, hay ciertos pensamientos que se repiten, y así comienza un circulo: pensamiento negativo – ánimo bajo – menos ganas de hacer cosas – pensamiento negativo – animo más bajo – y así sucesivamente.

Una vez tengamos la información del registro se puede valorar que pensamientos de los que nos estamos repitiendo, nos están haciendo daño; cuales hay que modificar y que conductas estoy haciendo que están reforzando el malestar.

Si os dais cuenta hablo de pensamientos a “modificar” porque “eliminar” es muy complicado. Pueden pasar a un segundo plano, pero no quiere decir que los podamos “borrar” de nuestra cabeza.
Muchas veces sobre el pensamiento no tenemos el control que nos gustaría, incluso cuanto más luchamos contra ellos, más resistentes se vuelven. Por lo tanto, habrá unos pensamientos que tengamos que aceptar y dejarles pasar, y otros que habrá que buscar un pensamiento alternativo, más positivo y racional.

Un ejemplo de cómo un pensamiento se puede volver resistente al tratar de eliminarlo, es cuando “se nos queda una canción en la cabeza”. Es un estímulo neutro (no es ni positivo, ni negativo), si no la prestamos atención, va llegar un momento en el que sin darme cuenta va a desaparecer. Pero sí comenzamos a prestarla atención y decir, “¡qué molestia!”, “¡qué pesadez!”…  se queda durante más tiempo. Ejemplo del TIC-TAC del reloj, cuando intentamos dormir… ¿qué hacemos?. Sin querer lo que hacemos es cambiar la atención a otras cosas.

También es cierto, que como he dicho son estímulos neutros, por lo que es más fácil no prestarles atención. Con un pensamiento que nos genera sufrimiento es más complicado. Esto nos requiere mucho más esfuerzo, pero no siempre luchar contra ellos es lo más beneficioso. No pensar en un pensamiento hace que pensemos en ello. Vamos a hacer un experimento clásico en psicología cognitiva: “NO pienses en un Oso Blanco” y vamos a repetirlo varias veces. “¿En qué pensamos?”: “EN UN OSO BLANCO”.

Cuando identifiquemos que esto es lo que nos puede estar pasando, es mucho mejor, como hemos visto no luchar contra ellos. Aceptar que, un momento dado, puedo tener pensamientos desagradables, incluso ridículos, y a continuación realizar una actividad distractora.

Hay otras técnicas para trabajar los pensamientos que nos generan malestar como: la parada de pensamiento, el tiempo basura, relajación y visualización, actividades distractoras (de pensamiento o actividad física, etc), desestructuración cognitiva, etc. Todas ellas son diferentes técnicas que se pueden ir desarrollando en las siguientes sesiones.

Por hoy os animamos a que elaboréis ese registro e identificar que pensamientos nos están desgastando poquito a poco, para ponerles freno.

Almudena Fuentevilla Edesa

Patricia Díaz-Tendero Sánchez

© Hadi Psicología y Psicoterapia

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Los comentarios están cerrados.